Qué es la anatomía patológica

La anatomía patológica es un área de la medicina que estudia las bases morfológicas de la enfermedad. El origen de la anatomía patológica es tan antiguo como la medicina, ya que se basa en la observación directa del órgano enfermo. Con el tiempo ha ido incorporando diferentes métodos como la observación microscópica basada en técnicas histológicas, histoquímicas, microscopio electrónica, inmunohistoquímicas, y más recientemente, de las técnicas moleculares de especial aplicación en la patología del cáncer.

Prácticamente todas las especialidades médicas necesitan que la anatomía patológica, los patólogos, aporten información clave para establecer el pronóstico y tratamiento de los pacientes. En el sistema de salud público y privado la labor del patólogo se desarrolla en los servicios (laboratorios) de anatomía patológica. El producto final no es un «análisis» sino un informe (anatomopatológico) que se genera por integración de la información obtenida a través del examen de las muestras de tejido o células que se realizan en el laboratorio de anatomía patológica con diferentes procedimientos, con la información clínica del paciente.

La sociedad científica que integra a los patólogos argentinos es la Sociedad Argentina de Patología (SAP)

El laboratorio de anatomía patológica es un servicio médico donde se procesan por personal técnico especializado las muestras de biopsia y citología, para su posterior examen al microscopio, interpretación y diagnóstico por un médico patólogo.

El procedimiento anatomopatólogico presenta dos fases claramente diferenciadas:

Procesamiento técnico. El procesamiento de los tejidos es el conjunto de procedimientos técnicos que permiten que las tomas de tejido obtenidas por diferentes vías (endoscopia, punciones con aguja..) o procedentes de la cirugía puedan ser examinadas al microscopio. Los tejidos son fijados en formalina neutra tamponada para que no se deterioren, deshidratados e incluidos en una cera especial (parafina). Este procedimiento complejo permite que personal especializado (técnicos) realicen secciones muy finas de las muestras (de 3-4 milésimas de milímetro de espesor) con un microtomo, lo que permite que puedan ser examinadas al microscopio una vez que han sido tratadas con colorantes para aumentar el contraste y que puedan distinguirse los diferentes componentes de los tejidos humanos. Estas secciones pueden ser tratadas con diferentes métodos para poder estudiar diferentes componentes celulares o del medio extracelular.
Proceso diagnóstico. Tras el procesamiento, ya es posible el examen al microscopio de las muestras de tejido que deben ser interpretadas por el patólogo teniendo en cuenta los datos clínicos del paciente. Tras el examen inicial, puede llegarse a un diagnóstico o en casos más complejos, ser necesaria la realización de otras técnicas adicionales para identificar diferentes componentes celulares o extracelulares. Estás técnicas se basan especialmente en la histoquímica y en la inmunohistoquímica así como en estudios moleculares para identificar alteraciones que ayuden en el tratamiento de los pacientes.

Informe final. Tras todo este proceso, se emite un informe diagnóstico final, que deberá incluir todos los aspectos que puedan tener importancia en relación con el pronóstico y el tratamiento del paciente. El tiempo de informe desde la recepción suele ser de 24-48 horas. En casos complejos puede retrasarse hasta 10 días.
Las muestras de tejido y las preparaciones procesadas son archivados y guardados, estando a disposición del paciente durante un mínimo de 10 años.

Inmunohistoquímica

La inmunohistoquímica es una herramienta que consiste en la identificación de proteínas en células y tejidos utilizando anticuerpos y un sistema de visualización que permite su identificación por el médico patólogo en el examen microscópico.

Incluye dos tipos principales de técnicas en anatomía patológica: la inmunohistoquímica enzimática y la inmunofluorescencia directa. La mejora en los anticuerpos, sistemas de detección y recuperación antigénica ha hecho posible que la mayor parte de las técnicas basadas en inmunohistoquímica enzimática puedan aplicarse a tejido fijado en formalina neutra tamponada («formol») e incluido en parafina. Las técnicas pueden aplicarse a tejido parafinado archivado durante años.

Procedimiento:

Primero se debe de examinar la técnica básica de referencia que es la hematoxilina-eosina,sobre la que se realiza el diagnóstico inicial y se selecciona el bloque de tejido sobre el que se realizan las técnicas inmunohistoquímicas.

Después, seleccionar el panel más adecuado para confirmar el diagnóstico, subclasificar o aportar información pronóstica o predictiva de tratamiento.

Realización de las técnicas en el laboratorio de Patología (recuperación antigénica, aplicación de los anticuerpos específicos, sistema de visualización)

Examen microscópico y valoración por el patólogo de las preparaciones con las diferentes técnicas.
Integración de la información y emisión del diagnóstico.

Paneles más habituales:


Cáncer de mama: Receptores de estradiol, Receptores de progesterona, Her-2/neu, Ki67
Cáncer de pulmón: TTF1, p40, ALK ROS1, PD-L1
Linfomas B: CD45, CD20, CD79a, CD19, CD5, CD10, CD23, cliclina D1, CD3, bcl-2, bcl-6, MUM1, CD30, TdT, CD34, cMyc, cadenas Kappa y lambda, EBV, Ki67
Linfomas T y NK: CD3, CD5, CD7, CD30, ALK, CD4, CD8, CD56, CD57
Neoplasias histiocíticas y de células de Langerhans: CD68, CD1a, CD21, CD35, CD123,
Mieloides: MPO, c-KIT, CD13, CD33, CD14, CD64, CD68, CD15, CD65, CD71, GLICOFORINA, CD41, CD61, CD34
Melanoma: Melan-A, HMB45, pS100
Tumores neuroendocrinos: cromogranina A, sinaptofisina, CD56,INSM1
Tracto gastrointestinal incluido cáncer colorrectal: CDX2, CKs, Ki67, proteínas reparadoras (MLH1, MSH2, MSH6, PMS2)
Carcinoma prostático: CKs de alto peso (CK 5-6), p63, racemasa, anti-PSA
Carcinoma renal: CD10, RCC, CK18, PAX2
Carcinoma de cuello uterino: Ki67, p16
Citoqueratinas: CK AE1/AE3, CK7, CK19, CK20, CK5-6
Inmunofluorescencia directa (tejido fresco, seccione por congelación): IgG. IgA, IgM, C3, C1q, fibrinógeno